Domingo tricolor

Como seguramente usted ya sabe, el pasado domingo 3 de julio el partido revolucionario institucional arrasó en las elecciones que se llevaron a cabo en los Estados de Coahuila, Estado de México y Nayarit. Dicha victoria no sorprendió a nadie. Lo que en todo caso fue noticia, es el margen tan alto con el que el candidato Eruviel Ávila gano a (si se puede decir) contendientes por la gubernatura del Estado de México. Así es, la elección que hace pocos meses pintaba para ser una contienda muy cerrada, resulto en una paliza electoral para panistas y perredistas. Los blanquiazules y amarillos supieron armar la mancuerna perfecta para regalarle al PRI un sexenio más en el Estado de México. Y es que al no saberse poner de acuerdo tanto el PRD como el PAN en consolidar una alianza, dividieron votos y apoyos, además que con la decisión de colocar candidatos como Bravo Mena al que por cierto, creo yo, nadie de nosotros le compraríamos ni siquiera un automóvil, pues difícilmente tanto blanquiazules como amarillos la tenían fácil o digamos posible en contra del aparato Priista. También la elección de un candidato como Encinas pareciera no haber sido la mejor decisión, y es que muchas personas lo ubicaban como residente del distrito federal en donde incluso llego a ser jefe de Gobierno interino, y quien por supuesto ni siquiera (todo parece indicar) podía cumplir el requisito de residencia en el Estado de México, detallito que nunca se puso sobre la mesa porque cuando fue la hora de impugnar la candidatura de Encinas , los panistas y perredistas estaban negociando una alianza de facto en Nayarit entre los candidatos Guadalupe Acosta Naranjo y Martha Elena García y por otro lado los priistas no la iban impugnar si el hecho de no hacerlo resultaba en que Encinas fuera candidato del PRD y que este nunca iba a ir en alianza con el PAN. Otro de los factores que pudo haber influido en los pobres resultados de panistas y perredistas fue sin duda la falta de cuadros locales en el Estado De México por parte del PAN y PRD y es que al tener que importar candidatos de la vida nacional a elecciones locales significo muchos votos menos por la falta de arrastre de dichos candidatos en la entidad, arrastre que tal vez un candidato local hubiera conseguido, como en el caso de Eruviel quien había sido presidente municipal de Ecatepec en dos ocasiones y quien además aparte del aparato priista atrás, como individuo, es decir por sí mismo, aporto con su imagen un porcentaje de votos muy importante. No sólo influyo a los votantes mexiquenses el hecho de que en la boleta apareciera PRI, sino que el candidato fuera Eruviel. El fracaso de panistas y perredistas no reside solamente en su falta de acuerdos para consolidar un alianza contra el PRI, sino en la incapacidad de ser por si mismos, partidos capaces de enfrentar al PRI. Es decir cuando uno platica con miembros del PAN y PRD, la explicación a la derrota del domingo, es que no se pudieron poner de acuerdo entre los espurios y legítimos para ir juntos, pero nadie habla de que hacer para que el PRD o el PAN puedan ser mejores partidos, más cercanos al electorado y que no necesiten aliarse, en el caso de los panistas con aquellos que no reconocen las instituciones y son unos porros (por decir lo menos) y en el caso de los perredistas con aquellos que le robaron la presidencia , todo esto claro,
Para poder ganarle al PRI. Y es que esa hambre de poder por el poder solo resulta en la pérdida de identidad de cualquier partido político del mundo, identidad por la que tal vez votan los correligionarios de dichos partidos. Pero como siempre pasa a la clase política de este país, primero el poder luego el poder y por último el poder.