Nos son pocas las personas que me han confesado, que de haber sido Marcelo Ebrard el candidato del PRD a la presidencia en el 2012 habrían votado por él. Sin embargo, el contexto nacional, desde aquel momento en nuestro país, ha cambiado y bastante.
Para empezar, Marcelo no cuenta con la misma fuerza política que concentraba por aquellos días. Por un lado carece de la gigantesca nómina de la Ciudad de México, la cual le permitía comprar favores a diestra y siniestra, operar con recursos millonarios campañas mediáticas enfocadas a presentar al hoy ex jefe de gobierno como un político de vanguardia e innovador. Y sobre todo contar con un ejército de empleados -los llamados burócratas- dedicados a hacer únicamente lo que su "jefe" les ordenara.
Ebrard tampoco tiene al mismo número de cámaras siguiéndolo a todas partes como en aquellos ayeres. Y es que por esas fechas, los medios lo acompañaban prácticamente a cualquier parte, esto, sin importar del evento del que se tratase, ya fuera la inauguración de alguna obra, su informe de gobierno, o si se trataba de su boda. En fin, póngale usted el nombre que quiera, el asunto es que ya no lleva los reflectores a todas partes.
Pero sobretodo, dentro de los muchos factores que pudieran haber acotado el empuje político con el que Marcelo Ebrard contaba, está sin duda su falta de capital político. Marcelo, no ha sabido consolidar desde que salió de la jefatura de gobierno, un grupo político poderoso y dinámico. Por el contrario, Ebrard ha dejado de tejer las alianzas políticas que en este momento le serían de mucha ayuda.
Marcelo Ebrard dejo pasar -dicen algunos- mucho tiempo entre su salida del gobierno y su reaparición tiempo después. Tiempo que sin duda le ha costado recuperar, esto, sin importar el número de giras que ha realizado por todo el territorio nacional.
La falta de alianzas políticas efectivas, por parte de Marcelo se ha notado, en el proceso de sucesión que actualmente se está llevando a cabo dentro del Partido de la Revolución Democrática. Y me refiero claro, a la elección interna para elegir al nuevo presidente nacional del partido.
Tal vez la prueba más fehaciente del aislamiento político que vive hoy Marcelo Ebrard, sea lo acontecido el pasado fin de semana, en el Congreso Nacional del PRD, donde fue seriamente derrotado. Prueba de ello, es que en el cónclave perredista se determinó que la elección del presidente nacional seguirá siendo a través de los consejeros perredistas y no por vía encuesta, como lo quería Ebrard.
Lo anterior significa que si Marcelo Ebrard aspira a ser presidente Nacional del PRD, con lo cual Marcelo pudiera hacerse con la candidatura a la presidencia de México en el 2018, tendría que contar con el apoyo de las diferentes tribus que existen en el PRD, cosa que se antoja difícil ya que a Marcelo no lo apoya gran parte del Partido. No. De hecho casi nadie. En fin, no cabe duda que amor comprado jamás será sincero, digo, por aquello de la nómina.... ¿no? Ó usted ¿qué cree? .