Las declaraciones más recientes del Presidente Calderón, revelan entre muchas otras cosas, algo que es muy evidente. Fracaso. Así es. Cuando Felipe Calderón, denuncia públicamente, que en las elecciones de Michoacán hubo intervención de la delincuencia organizada, admite automáticamente que sus esfuerzos por evitarlo, fracasaron. Y es que usted no me dejara mentir, cuando le digo que el panorama nacional no se ve para nada alentador. Y es que basta con encender la televisión, leer el periódico, escuchar la radio o darse una vuelta por las redes sociales, para darse cuenta que en México, las noticias buenas son cada vez menos. Ejecutados por aquí, ejecutados por allá. La violencia se ha convertido en el pan de cada día para millones de mexicanos que vivimos en México. La situación es cada vez peor. Y ante este escenario tan adverso, el presidente Calderón decide, una vez más, recordarnos que él en vez de ser un presidente para todos, es, el primer panista de México. Felipe Calderón dice que el crimen organizado influyó de forma importante en la elección de Michoacán, reconociendo así, que en México hay lugares donde el crimen organizado tiene la potestad absoluta para influir en un grupo de ciudadanos, para que estos, hagan exactamente los que los criminales digan, en otras palabras, existen lugares en nuestro país, donde los que mandan, son los criminales y no el gobierno. Pero al hacer este tipo de afirmaciones, al presidente Calderón, se le olvida, aquel episodio en donde autoridades Estadounidenses, afirmaban, que México, era un Estado fallido, argumentando que había territorios en nuestro país donde simplemente no había gobernabilidad. A lo que Calderón contestaba que dicha afirmación carecía de veracidad, que incluso, sólo bastaba con que esas autoridades, le señalaran un lugar en la República Mexicana donde ellos pensaran que se daba la situación de Estado fallido y él mismo los acompañaría a visitarlo, y demostrarles así, que aquello de lo "fallido" era falso. Ahora, tiempo después resulta curioso que sea el mismo Calderón quién reconozca, que el crimen organizado es capaz de actuar de manera tan libre para favorecer sus propios intereses y que la autoridad, en este caso la federal, dicho sea de paso, encabezada por él, fue, si la versión de la intervención sea verdadera, incapaz de evitarlo. Pero otra cosa que el presidente Calderón olvida u omite en su mensaje durante el homenaje a los panistas caídos, es que, no sólo han caído panistas, en esta "guerra" ineficaz contra el crimen organizado. También han sido asesinados militantes de otros partidos políticos quienes han sido víctimas de esta violencia irracional en la que nos encontramos en este país, sólo basta con recordar el asesinato de Rodolfo Torres Cantú, quien fuera el candidato priista a la gubernatura del Estado de Tamaulipas, siendo este último, asesinado a sólo unos días de la elección, elección en donde por cierto él llevaba la ventaja. Además, cuando Calderón dice, que el asesinato del hoy fallecido Ricardo Guzmán, quien en vida fuera el alcalde de la Piedad Michoacán, es una prueba de que el crimen organizado intervino en las elecciones de Michoacán, al mismo Calderón se le olvida que más allá de ser una prueba de intervención del Narco, es una prueba irrefutable, de que su gobierno fue incapaz de proteger al ex alcalde de la Piedad de sufrir cualquier agresión, algo a lo que por cierto, el gobierno federal se había comprometido, cuando firmó el protocolo de seguridad para blindar las elecciones precisamente en Michoacán. Pero otra cosa que al presidente se le olvida, es , que fue la misma Luisa María Calderón, quien convalidó las elecciones en Michoacán, cuando todavía no terminaba aquel Domingo, y ella se proclamaba ganadora, porque hasta ahí todo había transcurrido según lo proyectado , es decir, ella se había alzado con la victoria y por consiguiente, lo importante era lo que para ella era su triunfo, en ese momento no se habló de anular las elecciones, para nada, lo que hacía la candidata del PAN, era festejar. Lo curioso fue después, cuando se dio cuenta de que había perdido la elección y a partir de ahí todo fue diferente, ahora de lo que se trataba era de exigir la anulación de los comicios. En fin, cuando el presidente Calderón nos dice que él ya no puede callar más ante todo esto, se le olvida qué él, no es un ciudadano común y corriente, qué no basta con qué él denuncie, él tiene la obligación de hacer cumplir la ley, es decir, los ciudadanos somos los que denunciamos y las autoridades dentro de las que, por supuesto él se encuentra , son las responsables de tomar cartas en el asunto, para que esto no pase, para ser más claros, ellos son los que deben atender las denuncias y dar resultados, no sólo denuncias. El problema en todo caso, tal vez resida, en la incapacidad del gobierno federal para poder sostener sus dichos u acusaciones, como hemos visto en el famoso Michoacanazo, donde más tardo el gobierno federal en terminar de acusar a los presuntos responsables, que los que mismos presuntos responsables en salir de prisión. Es decir, lo que México, en estos momentos necesita, son instituciones fuertes, serias y sobre todo, capaces de privilegiar antes que cualquier interés personal, al bien común de todos los mexicanos, pero esto, como de costumbre, al Presidente Calderón...... se le olvida.
